lunes, 30 de noviembre de 2009

¿Fútbol y negocio? Sí, gracias

Ayer domingo, con ocasión del Barça-Madrid, fue la primera vez que un partido de fútbol se podía seguir en las pantallas gigantes de cine (8 euros/adultos y 6 euros/niños) dando lugar a "otra forma de ver" el deporte rey con imágenes de alta calidad aunque sin locución pero dando protagonismo al sonido ambiente del estadio que permite apreciar hasta el golpeo del balón. 51 salas de cine en 20 ciudades españolas dieron esta posibilidad para que acudiesen más de 16.000 personas (se agotaron todas las butacas), lo que dan como resultado unos 128.000 euros de recaudación.

Desde mi punto de vista, creo que este "océano azul" (siguiendo al profesor coreano del INSEAD, Chan Kim) de Mediapro tiene grandes posibilidades de futuro, así como los servicios y productos complementarios que se puedan desarrollar y que seguro que ya tienen a la espera de ser testados.

Pero el tema concreto que quiero abordar en este post es que en muchas ocasiones, distintos periodistas me han hecho la misma pregunta: "¿No se ha convertido el fútbol en un negocio?". En los medios de comunicación suele aparecer cada cierto tiempo el siguiente titular: "¿Fútbol o negocio?"

Con frecuencia la palabra "negocio" tiene connotaciones negativas cuando gracias a los "negocios" se desarrollan los países y tienen trabajo miles de ciudadanos. De hecho, si estamos en "crisis" es porque no hay "negocio", es decir, no hay actividad económica que hace que el consumo se anime incentivando la inversión y el empleo.

Daré sólo algunos datos:

- El fútbol genera para la economía 9.000 millones de euros entre efectos directos (taquilla, camisetas, publicidad...) e indirectos (hoteles, aviones, restaurantes...). ¿Saben Vds. lo que supuso ayer un Barça-Madrid para los bares? Si un día normal se piden 4 barriles de cerveza por local, en un partido como el de ayer suelen ser entre 8 y 10.

- El club blaugrana puso en taquilla cerca de 17.000 localidades (el resto son de abonados) cuyo precio oscilaba entre 75 euros y 225 euros. Echen cuentas. Además, la compañía Serhs Alimentació que se encarga de la explotación de los 125 puntos de venta de comida del estadio, estimó una facturación de 170.000 euros.

- El Estado gracias al balón ingresa entre impuestos (IS, IRPF, IVA) y cotizaciones a la seguridad social 1.000 millones de euros.

- Sólo la quiniela supone 500 millones de euros al año, unos 13 millones de euros por jornada, además de ser la gran ilusión de la semana para mucha gente cuya economía doméstica no es boyante.

- Las apuestas on line representan 800 millones de euros anuales, de las cuales el 70% las concentran el deporte rey.

- Si tuviésemos en cuenta lo que genera el fútbol en el mundo y considerásemos al balompié un país, sería la 17ª economía del mundo.

¿Son estos datos un problema?

Habitualmente tendemos a simplificar la realidad porque simplificar la realidad nos ayuda a entenderla, aunque sea falsa. ¿No podemos hablar con más naturalidad de fútbol y negocio? ¿No es también un negocio la alimentación (bien básico), la farmacia (salud, lo más importante), el transporte, etc, etc y nadie dice nada? ¿No pueden ser fútbol y negocio partners complementarios en lugar de sustitutivos? ¿No pueden convivir pacíficamente?

El fútbol ayuda (y mucho) a la economía de un país y da de comer a más de 85.000 personas. Pero no es sólo eso sino también otras muchas cosas que a menudo pasan desapercibidas. El fútbol es también un:

- Fenómeno solidario: es la mayor caja de resonancia que existe. Su capacidad y rapidez de convocatoria es inigualable. Ha prestado su ayuda a todo tipo de causas: contra la pobreza, la guerra, la violencia de género, los accidentes de tráfico, las catástrofes naturales... Pregunten a quienes han ido a países del tercer mundo con fundaciones de clubes y les contarán de la labor inconmensurable del balón.

- Fenómeno educativo: el fútbol enseña muchas cosas como dijimos en otro post; entre otras cosas, el trabajo en equipo, la solidaridad, la generosidad, el fair play, la aceptación de la derrota, el esfuerzo... Ni más ni menos que un Premio Nobel de literatura, Albert Camus, dijo: "Porque después de muchas y variadas experiencias, lo que más sé acerca de la moral y las obligaciones del hombre se lo debo al fútbol.

- Fenómeno social: cumple muy bien necesidades que están presentes en todo ser humano como: la necesidad de grupo (no hay otro tan sólido; entre los aficionados conviven hombres y mujeres, niños y adultos, gente de izquierdas y derechas, de alto y bajo nivel económico...), la necesidad de socialización (de compartir, vivir, hablar, charlar, disfrutar), la necesidad de desatascar tensiones (en un estadio se puede chillar, gritar, cantar... incluso encorbatado) o la necesidad de logro (los clubes son instituciones de gran reconocimiento en el ámbito local, nacional e internacional y ser parte de ellas produce gran ilusión y satisfacción).

- Fenómeno cultural: ya que ha sido fuente de inspiración de muchos artistas de todas las disciplinas: cine, literatura, pintura, escultura, música... La cinta "Días de fútbol" con Fernando Tejero como principal protagonista recaudó en 2003 más de 10 millones de euros y 2.350.000 espectadores pasaron por taquilla.

Cuidemos el fútbol porque su aportación en todos los ámbitos es indiscutible. ¿Que tiene algunos aspectos negativos? Seguramente, como todo, pero los positivos superan ampliamente a las aristas menos amables.

* Más información en "Fútbol: Fenómeno de Fenómenos": http://www.fenomenodefenomenos.com/.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Proteger a las estrellas


Al hilo del excelente post de Lolo Sainz sobre si conviene o no castigar a las estrellas, escribo ahora sobre la protección a las estrellas. No de las fuertes entradas que sufren ni en el plano arbitral, sino de proteger a las estrellas de si mismas.

Gilbert Arenas, genio dentro y fuera de la cancha de basket por su singular personalidad, dejaba recientemente una reflexión interesante. El escolta de los Washington Wizards, una de las grandes estrellas de la NBA llegó a promediar 27.7 puntos desde 2004 hasta 2007. Entonces, se lesionó la rodilla. Pasó por quirófano y cuando parecía listo para volver a jugar, forzó y sufrió una severa recaída de la que acaba de salir brillantemente.
Apenas quedaba calendario de temporada, los Wizards daban la campaña por perdida tras un año lamentable y no había razón para forzar a un jugador que cobraba 16 millones de dólares anuales. El jugador insistió. Jugó y se lesionó quedando en blanco toda la siguiente campaña: dos partidos en año y medio y tres operaciones de rodilla de por medio. Al final de esta (la 2008-09), parecía listo para volver y no forzó. había aprendido la lección. Y el equipo también.
Al hilo de esto dejó una sentencia interesante: "Si tienes un niño que ama el baloncesto, que come, duerme, bebe y piensa en baloncesto y todo lo que sabe hacer es jugar al baloncesto y se lesiona y es tu jugador franquicia, tienes que protegerle de sí mismo". El bueno de Arenas venía a cargar contra el club por no haberle podido contener y le culpó de su recaída.

El pasado 30 de septiembre, Cristiano Ronaldo se lesionó jugando con el Madrid. Reapareció el 10 de octubre con Portugal, en un partido importante para no quedar fuera del Mundial, y se lesionó. Forzó y se lesionó. Hasta reaparecer esta semana ante el Zurich 56 dias después. Una semana antes, Portugal le quería para un partido y se dijo que Ronaldo quería jugar.

En la actualidad hay un caso similar en la NBA. Tracy McGrady, otra de las grandes estrellas de la NBA que ha visto lastrada su carrera por las lesiones, quiere jugar tras recuperarse de su última lesión, pero los Rockets no le dejan. No quieren que recaiga precipitadamente. Le protegen de si mismo, como diría Arenas, y cuidan sus intereses. No en vano tiene un contrato cercano a los 20 kilos anuales. Demasiados intereses en juego. Tantos que hay un posible traspaso de por medio a otro equipo y la franquicia, por si acaso, no quiere que se venga abajo esa operación.

Tras esto tres ejemplos e intentando trasladarlo al mundo empresarial, creo que siempre es bueno tener un jefe que sepa contener/reconducir/orientar/corregir/aconsejar a cada trabajador tanto en el día día como en los proyectos.
La única duda que me queda es quién me protege, no de mí mismo sino en general, si hay alguien que vela por mi cuidado y mis intereses ya que lo que tengo bien claro es que Recursos Humanos no es precisamente quien va a hacer esto. Creo que en este área es donde nos queda mucho por avanzar. Más que recursos Humanos me da la sensación que son Recursos Inhumanos.

viernes, 20 de noviembre de 2009

La Resignación


Creo que fueron los chinos los primeros en definir una crisis: Problema u oportunidad. Viene esto a cuenta porque, en estos tiempos de turbulencias y malos augurios, los humanos tendemos con demasiada frecuencia a escudarnos en excusas y etiquetas como “no hay dinero, hay miedo, nadie compra..” o en el ámbito del deporte “los árbitros, la mala suerte, etc, etc.”.

Leyendo a Eduardo Punset, me quedé con una definición: “el cerebro humano no busca la verdad, sino que busca su supervivencia”. Precisamente esto explica como, ante una dificultad o un fracaso, todos buscamos una explicación fuera de nuestro comportamiento. Sin embargo, mi experiencia me dice que la solución o el problema casi siempre viene dictada por nuestra actitud ante esa dificultad.

Os contaré una experiencia para corroborarlo: Recuerdo que en año 2000, estábamos disputando el Campeonato del Mundo FIFA en Guatemala. El comienzo fue fantástico, ganando y mostrando una imagen muy sólida y postulándonos como un verdadero aspirante a destronar a los hasta entonces imbatibles brasileños (tres veces campeones del mundo de tres ediciones disputadas). Pero entonces llegó el infortunio: En el partido previo a la disputa de semifinales, nuestro segundo portero se lesiona en el calentamiento; avanza el partido y, cuando quedan unos minutos para el final, nuestro portero titular sale a cortar un balón largo y, en vez de golpear al mismo, lo hace al pie del rival. El dolor es inhumano y acaba el partido. Al final del mismo, ambos van al hospital y les hacen pruebas. Resultado: El primero tiene fractura de uno de los dedos de la mano y el segundo fractura de un dedo del pie. El ambiente en el hotel, una vez se saben los resultados, se convierte en drama: Los lesionados llorando, observando que se les escapa un sueño, y el resto del equipo contagiado, llorando por sus compañeros y, en su interior, pensando que se desmorona el trabajo realizado.

Imagino que todos vosotros os habréis encontrado en alguna situación similar en vuestras carreras profesionales, y la experiencia nos dicta que la solución dependerá de nuestra capacidad de tomar la decisión adecuada. En este caso particular, recuerdo que no bajé a cenar y me quedé en la habitación pensando qué hacer. Al final de la cena, aparecí y pedí por favor al Presidente de la Federación Española de Fútbol y al Secretario de Estado para el deporte que nos dejaran solos. En ese momento descubrí en mí una fuerza y convicción que no conocía y les dije, con una rabia incontenida, que ningún éxito en la vida se consigue sin dificultad, que debíamos confiar en el trabajo realizado previamente y que debíamos encontrar en nuestro interior la fuerza necesaria para ganar por nuestros compañeros que estaban lesionados.

Mano de santo, que diría mi abuela. Al final de la charla surgió un deseo irrefrenable de doblegar a las circunstancias y manejar nosotros nuestro futuro. En ese momento observé de manera clara que seríamos campeones, como así sucedió, ganando por primera vez en la vida a los invencibles brasileños ¡Y jugando con el tercer portero!
Ahora, con la perspectiva del tiempo, observo que lo más común hubiera sido resignarnos y apelar a la mala suerte, a la adversidad , de este modo, hubiéramos sido perdonados por la opinión pública, pero nos hubiéramos quedado sin un preciado logro que cambió totalmente nuestro futuro y, más importante, que nos demostró que las circunstancias exteriores pueden ser manejadas desde nuestra fuerza interior.

Por tanto, si hubiésemos hecho caso a nuestra carga genética, nos hubiésemos conformado con una derrota de las circunstancias sobre nuestra voluntad, pero demostramos que puede ser de otra manera.

La lectura es bastante clara: La resignación es una muerte en vida y la lucha es un deseo de seguir viviendo con dignidad. A partir de ahí, el resultado da igual porque habremos ganado.

lunes, 16 de noviembre de 2009

¡Estrellas Castigadas!

En el último derbi entre el Atlético de Madrid y el Real Madrid, Guti acumuló su tercer partido sin ser convocado, y según como parece que van las cosas no va a ser el último. Raúl por su parte, el eterno capitán, al igual que el crack argentino Kun Agüero, empezaron el partido en el banquillo.

Detrás de estas ausencias puede haber muchas causas, algunas que intuyo y otras que seguro desconozco, pero desde luego todas ellas me dan pie a hablar del hecho de castigar a los jugadores importantes sin jugar.

Yo soy contrario a estas medidas, como soy contrario a las rotaciones por sistema: los grandes jugadores están para jugar y las rotaciones deben responder a la realidad de cada encuentro, y no a las suposiciones ideales que un entrenador se pueda hacer en su despacho.
Sin duda, en Baloncesto es mucho menos complicado que en futbol, ya que las reglas de juego son más abiertas en cuanto a cambios se refieren, y te dan pie a manejar los tiempos de juego de cada jugador según el devenir del partido.

Sentar a una estrella por castigo, que es distinto de sentarla para darle descanso (como ha sido el caso de este fin de semana de Xavi o Iniesta contra el Mallorca), ó porque su estado de forma sea lamentable, es malo para el equipo que no puede contar con su aportación, además de perder imagen frente al rival, es malo para el Club que ha invertido para obtener un rendimiento por ese jugador, deportivo y publicitario, y al mismo tiempo es malo para los espectadores que pagan por verles jugar.

Esta práctica del castigo era utilizada por la Universidades Norteamericanas, ahora desgraciadamente cada vez menos, con los jugadores jóvenes a los que les obligaban a que su trayectoria académica fuera positiva para poder jugar, medida importante para su propio desarrollo profesional y personal. Pero a nivel profesional las estrellas ya no son universitarios.
Creo que hay otras formas de solucionar un conflicto con un gran profesional más que relegarlo al banquillo. Apartarlo parece una solución fácil, pero no es buena porque en primer lugar atacamos el ego del jugador, factor muy delicado con este tipo de estrellas y en segundo lugar hacemos público un tema que debe ser privado, con lo que complicamos notablemente su solución.

Yo apuesto por el dialogo cara a cara, por dedicar tiempo a hablar con el jugador, para tratar de comprender cuales son los factores que le hacen comportarse de forma inadecuada. Detrás de un conflicto, de un bajo rendimiento, de una actitud desafiante, suele haber causas profesionales y no profesionales que lo provocan. Si no eres capaz de identificarlas y de actuar sobre ellas, no hay tiempo en el banquillo ni semanas fuera de la lista de convocados que lo solucione.
El dialogo es más efectivo que el látigo, trabajar la relación más útil que el castigo, pero desde luego estás soluciones llevan más tiempo, mayor habilidad en la gestión de personas y desde luego más implicación por parte del líder.

Por supuesto, respeto todas las medidas que utilizan los entrenadores para buscar soluciones a los problemas del rendimiento de sus jugadores, ya que cada maestrillo tiene su librillo. Mi reflexión sólo es una opinión y no una crítica. Lo que si tengo claro es que, “si las medidas que adoptemos no dan resultados, que las estrellas se rasquen el bolsillo, ¡Qué esto sí que les duele!

miércoles, 11 de noviembre de 2009

A vueltas con Agassi


Hace algunos meses ya traté en este foro las tribulaciones de André Agassi para recuperar su puesto en la cumbre del tenis a partir de su batacazo de 1997. Hasta hace sólo unas semanas todos pensábamos que su pérdida de estatus se debió a una lesión de muñeca y a ciertos problemas sentimentales... Ahora, en la publicación autobiográfica 'Open: an autobiography', el tenista revela que, en aquel año, consumió la metanfetamina Cristal. Pero la historia no acaba ahí, ya que también confiesa que un test rutinario reveló el positivo y que, tras una carta alegatoria (y mentirosa) dirigida a la ATP, la Asociación de Tenistas Profesionales tapó el asunto… Esta circunstancia ha provocado reacciones inculpatorias tanto dentro del tenis (Federer, Nadal, Becker, Bruguera, Arantxa Sánchez Vicario…) como fuera del mismo. Y estas reacciones han arreciado cuando se han filtrado algunas de las opiniones sobre sus compañeros que el de Las Vegas ha incluido en su seguro best-seller.
Toda esta historia más o menos triste me sugiere una serie de reflexiones sobre el asunto nuclear de la confesión y el proceso de ocultación que expongo a continuación para su reflexión:

  1. La multiplicidad de raseros. También en el tenis. Parece que a Agassi le pasaron por alto aspectos que otros tenistas tuvieron que pagar(Korda, uno de los mejores reveses que recuerdo, nandrolona, Mariano Puerta, rival de Nadal en su primer Roland Garros, clembuterol en 2004 y epinefrina en 2005, Guillermo Coria, nandrolona en 2001 o más recientemente Volandri, salbutamol e Ivo Minar, methylhexanamina). Muchos podrán indicar que la droga que fue detectada en Agassi se toma con fines recreativos, pero aquí nos encontramos el caso de Gasquet (cocaína). El bueno de Richard sostiene que un beso produjo el intercambio de sustancias entre una desconocida y él mismo... Sea como sea, cumplió la sanción. No sabemos si el francés es culpable desde un punto de vista moral o no, pero lo cierto es que la cocaína, droga-plaga recreativa de nuestra era, ha alcanzado también a grandes tenistas en el pasado (Vitas Gerulaitis, Pat Cash…). Y en este escenario, quizá lo menos que puede hacer un tenista es poner en entredicho la credibilidad de la ATP, como ha hecho Michael Stich. En esta incierta circunstancia en la que se encuentra la ATP atisbamos, eso sí, un rasgo bello; enconmiable: la solidaridad. Sí, amigos lectores, la asociación de tenistas, atónita ante la "injusta" duda arraigada en la opinión pública en relación a la limpieza de otros sectores (el sector financiero, el institucional…), se suma a la lista de instituciones en entredicho.
  2. El nombre como marca. Mi buen amigo E. introdujo en mi vida hace ya algún tiempo las LoveMarks. Una Lovemark, siguiendo el concepto enunciado por Roberts, viene a ser algo así como aquella “marca” que produce lealtad en el consumidor más allá de lo razonable. Está claro que si en los últimos años ha habido un jugador LoveMark, ese es Agassi. Y lo ha explotado de forma admirable. Ha rodado spots legendarios: con pelo, sin pelo, con Brooke, sin Brooke y con Steffi, sin niños, con niños... Y todo eso se le debió derrumbar a Agassi cuando el positivo llegó a sus manos. No sabemos aún si este 'Open: an autobiography', vuelve a ser una consecuencia de las capacidades mercadotécnicas del de Nevada…Pero de ser así, esta sería una forma igualmente admirable de llamar la atención sobre sí. Y deseo dejar de lado si Agassi "necesita" los royalties del libro o no, o si, como él mismo confiesa, el sentimiento de culpa y la necesidad de revelar la verdad le ha conducido a la "confesión".
Está claro que en esta historia lo que podemos aprender del deporte no es mucho, al menos no mucho y edificante. Sí podemos aprender que, como en el resto de las facetas humanas, hay un grupo de privilegiados que disfrutan de beneficios por encima de lo imaginable y otros que no. Que unos pocos rentabilizan su posición y a esos, el stablishment no les dejará caer jamás. A los demás: el conducto reglamentario. Si hay suerte, claro.
Y por último, ruego me disculpen, está el esperpento de la peluca… ¡Inadmisible! Aquí, reconozco, que me ha podido el orgullo alopécico. André, amigo, compañero, pero también eso…

martes, 3 de noviembre de 2009

Raquel Domínguez, un ejemplo que te hace sentir pequeño

Hace unas semanas tuve la oportunidad de conocer a una mujer que me dejó impresionado. Se llama Raquel y cuando tenía 19 años sufrió una enfermedad desconocida, una idiopatia que llaman los médicos para denominar a lo que no encuentran explicación, que le provocó una artroescapulectomía que le privó casi totalmente del movimiento de sus brazos. Para que lo entendamos los profanos, es como si se le fueran desintegrando los hombros, lo que ha provocado que tengan literalmente que atornillarle los brazos. Un proceso nada sencillo, ya que se ha tenido que enfrentar a más de 20 operaciones (es posible que cuando leas esto ya haya pasado por la número 21, espero que con éxito). Con la alegría y la ilusión que transmite permanentemente, lo cuenta diciendo que está competiendo con Cher por el número de operaciones, “de momento me gana por dos, pero creo que a mí me están quedando mejor los pómulos”.

Hasta aquí podía ser un caso de más de los miles y miles de personas que con una discapacidad se enfrentan día a día a una sociedad que no se lo pone fácil. Pero Raquel, ha ido más allá. Decidió apoyarse en el deporte para afrontar su nueva situación y eligió hacerlo con un deporte que le supusiera un verdadero reto: ¡la natación! ¡A mariposa! ¿Cómo se puede nadar a mariposa sin brazos te preguntarás? Pues con una especia de movimiento ondulatorio, muy similar al que utilizan los delfines. Con esta técnica ha conseguido ser campeona de España en su modalidad en 50m, 100m y 200m mariposa y además en 200m estilo. ¿Impresionante verdad? Pues el tema no queda ahí.

Tras conseguir todas esas medallas, decide que no quiere acomodarse, que necesita un reto por el que pelear y abandona la natación para pasarse a la marcha. 20 Km marcha. Tras meses de preparación consigue llegar al campeonato de España, y participa en una carrera muy dura, donde su objetivo se convierte en finalizar la prueba. Tras lograrlo con esfuerzo descomunal, ¡cuál es su sorpresa al oír por megafonía que ha batido el record de Andalucía!

Recientemente ha decidido reinventarse de nuevo y se ha pasado al maratón donde está a muy poco de conseguir una marca suficiente para entrar en el campeonato de España. Todo esto sin ayuda económica de ninguna institución, ni siquiera de la Junta de su Andalucía natal.

Sin duda es una historia de superación increíble, que además Raquel protagoniza con una sonrisa indeleble. Un ejemplo al que deberíamos recurrir cuando pensamos que los problemas a los que nos enfrentamos en nuestro día a día son “inmensos”.

Pero donde me gustaría centrar la reflexión de hoy es en la capacidad de Raquel de reinventarse, en su fuerza de voluntad para salirse de su zona de confort y empezar de nuevo en otro campo donde pueda encontrar un reto. ¿Cuántos deportistas serían capaces de cambiar de especialidad tras alcanzar las cotas más altas en su campo? Sólo algunos de los más grandes han sido capaces de hacerlo (como Michael Jordan, que cambio durante unos años el baloncesto por el baseball). ¿Y cuántos de nosotros o de los profesionales de nuestras organizaciones serían capaces de hacerlo? Muy pocos, sería una valoración generosa. A nosotros, en las empresas, nos asusta cualquier cambio, por pequeño que sea: nos oponemos, nos negamos, nos rebelamos, pataleamos y hasta lloramos, todo lo que haga falta por no cambiar nuestra forma de hacer, aunque tengamos mucho que ganar.

Estamos viviendo una realidad empresarial, y profesional, donde la seguridad se está convirtiendo en un riesgo, necesitamos abrirnos a nuevas ideas, a nuevas formas de hacer, de pensar, de liderar, y el miedo y el inmovilismo son dos de nuestros grandes enemigos.

Los barcos están más seguros en el puerto, pero como Raquel nos demuestra cada día, los barcos no han sido construidos para eso.

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